martes, 29 de julio de 2014

La novela

Cuando la guerra llegó a Castellón, yo era demasiado pequeño para comprender lo que ocurría a mi alrededor. Los bombardeos interrumpían nuestros juegos y el miedo nos ponía la fuerza en las piernas para salir corriendo a los refugios. Esperábamos el fin de la alarma agazapados y temblorosos en aquellos refugios oscuros en los que vivíamos como niños topos, siempre bajo tierra, siempre en la oscuridad.
Odio a los estúpidos que hacen las guerras.